5 de maig del 2010

Felicità

El cantante italiano Al Bano ha declarado recientemente que todos los gays deberíamos meternos en el armario —de donde, dice, no debimos haber salido nunca— porque nuestras abiertas muestras de amor por la calle (besos, caricias, ir cogidos de la mano, etc.) le molestan, le incomodan. Pues no faltaba más. ¡Venga, por favor! Lo que tiene uno que oír a estas alturas. Con lo que nos ha costado a algunos salir, entre los que me incluyo —y lo que todavía les está costando a otros—, para volvernos a meter. Ni pensarlo, con lo bien que se está fuera. Y si no le gusta, no mire y punto.

Mi pregunta es: ¿hasta qué punto sus polémicas declaraciones no son un intento más de publicidad, de estar en el candelero y, en definitiva, de promocionar su último disco de grandes éxitos en español? ¿No será que ya ha exprimido al máximo temas como su separación matrimonial o la desaparición de su hija y ahora no tiene otra cosa mejor que hacer que meterse con nosotros?

Señor Al Bano, le diré sólo una cosa: que nos deje tranquilos, que somos muy felices como somos, sobre todo fuera del armario. Insisto: muy felices, felicísimos, esa misma felicità que usted cantaba: Felicità, è tenersi per mano, andare lontano, la felicità…

Zero, 116 (marzo de 2009)

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