21 de novembre del 2010

Las vueltas que da la vida

Hace exactamente un año, el 21 de noviembre del 2009, celebrábamos por todo lo alto el matrimonio de los amigos Bea y Xavi. Fue todo un acontecimiento que festejamos con alegría y con diversión, de la única manera que la cuchipandi sabe conmemorar éste y cualquier otro tipo de eventos lúdico-festivos. Hoy, 21 de noviembre del 2010, un año después, hago balance de estos doce meses y homenajeo con estas líneas a los ahora ya no tan recién casados.
Si vuelvo la cabeza atrás y rememoro aquel soleado sábado, no doy crédito de los cambios que se han producido en las vidas de muchos y muchas de l@s presentes en tan bello enlace. Empezaré por los protagonistas de aquella jornada, Xavote y Tribi, más conocidos como los calamares de la Calita. Tres cientos sesenta y cinco días después ya han aprendido a cambiar pañales a diestro y siniestro, y otra cosa que creo que han debido asimilar a estas alturas es que dormir por la noche unas cuantas horas de tirón no será posible hasta dentro, con un poco de suerte, de unos meses, quizás de unos años. Porque desde el pasado 24 de septiembre tienen entre sus brazos al pequeño Marc, un retoño lindo y hermoso como sus progenitores y como algunos de sus parientes más g(u)ays (léase Ismael, primo de la madre). Como no todos los bebés, al nacer, son preciosos, hay que subrayar que éste sí que lo es: guapo no, guapísimo. Amor de tío, y además, de tío a muchísimos kilómetros de distancia. Parejita, hacedme un hueco en vuestra agenda el día 20 de diciembre por la tarde que voy a ir a comerme a besos a vuestro pimpollo.
Si esto no es cambiar la vida, que venga Dios y lo vea, por favor. Y también este año, el padre de la criatura, l'amic Xavi, se doctoró en Química con una excelente tesis sobre unas cosas muy raras y muy técnicas que soy ahora incapaz de explicar aquí. Así, pues, Xavi siempre será el sencillo, campechano y a veces un poco tosco Xavi, pero también es, por méritos propios, el Dr. X., como acostumbra a firmar él muchos de sus correos electrónicos cuchipanderos.
Con la D... Delia. ¡Te ha tocado, conce! ¡Ay a mi cari, si le ha cambiado la vida o no! Con un pie en Sant Vicent y otro en Sevilla, creo que le quedan dos peladas en la terreta. En el momento menos pensado coge la maleta, la llena de harapos y para la cuna del flamenco, ahora ya por fin, merecidísimamente, Patrimonio de la Humanidad. ¡Olé! Y con Samuel, a bailar sevillanas, a zapatear, a estudiar en la biblioteca Infanta Elena con vistas al maravilloso Parque de María Luisa y a conjugar otro verbo que también acaba en -ar. Di que sí, cielo, que lo que va delante, va delante, como los de Alicante. La suerte es que hay también Racanair Sevilla-Bolonia, o viceversa, así que idos preparando que cualquier día nos presentamos allí el Bermejo y yo, que ya sabes que mi Sevilla del arma la llevo en lo más profundo de mi corazón. Ese barrio de Triana, ese río Guadalquivir, esa Torre del Oro, esa Maestranza, esa pedazo catedral, ese barrio de Santa Cruz, esos coches de caballo, ese arte, esa gracia, ésta es Sevilla. Te quiero, mi amor, y estudia mucho, que tienes que ser la maestra de todos los cuchipanditos...
Con la M tenemos a tres personas: Maica, M. José y Marc. Lo haré en este orden, por edad.
¡Ay mi Nenica, también le ha cambiado la vida, también! En realidad, le cambió hace diez años cuando nos conoció. ¡Diez años, que se dice pronto! ¡Mare meua! Pero desde la boda Giner-Payá hasta hoy, Maica ha encontrado, por fin, trabajo, ha celebrado su 50 cumpleaños en la que fue una fiesta sorpresa de lo más divertida y amena rodeada de tod@s l@s que la queremos, y en muy breve va a ser abuela por primera vez. Está a punto de nacer su nieta Zaira, nacimiento que va a llevar mucha alegría a esta familia y a estos hogares, y más en las fechas que se aproximan. Vaya por delante mi enhorabuena, Maica. ¡Quién le iba a decir hace un año que iba a ser abuela, quién!
Es el turno ahora de M. José, nuestra Bridget Jones. Felizmente enamorada de Kelo, creo que no me engaño si digo que tampoco esperaba nuestra letrada, en el transcurso de la boda calé, que un año después estaría viviendo y conviviendo con su chico, tranquilos, contentos y en armonía y, por tanto también, independizada de su madre Ana. Impensable, ¿verdad? Pues todo llega, todo. Me alegro tanto, M. José, de verte tan relajada, tan serena, tan estable... Te lo mereces, corazón. Y un abrazo para el Gatito.
Y el benjamín Marc, el último fichaje de la cuchipandi, que ha copado de ilusión la vida no sólo de sus padres, sino de todos los que queremos a sus progenitores. ¡Qué cambio, acariciar unos senos tan acogedores como los de su madre, que le dan sustento, le dan la vida, y unos brazos tan confortables como los de su padre, que le dan cariño, le dan ternura. Si Marc pudiera hablar, sin duda diría: «os quiero, papás; gracias por traerme al mundo y hacerme llegar a un hogar tan cálido, tan tolerante, tan comprensivo, tan humano, tan... Me habéis dado la vida, yo os daré todo el amor que merecéis.»
Y de la M llegamos a la O. Y por O... ¡Òscar! Dio mio, si la vida da vueltas... Vueltas no, vuelcos, volteos, rotaciones, cambios y giros de 360º. Porque si aquel 21 de noviembre me encontraba fatal de las cervicales, hoy estoy bastante mejor y sólo me duelen ocasionalmente y tras alguna incómoda postura en la cama; porque si en el cóctel de bienvenida hacía mis gestiones con una amiga de la novia, Mar, para que me presentase a un conocido de ella, hoy estoy locamente enamorado de mi vida, al que quiero, como dice Nuria Fergó en la canción, como se quiere por primera vez; porque si mi horizonte laboral, después de la baja médica, consistía en continuar con las clases de catalán a escasos 1.000 m de mi casa, hoy lo hago a 1.800 km por carretera y en el Alma Mater Studiorum, con casi mil años de existencia.
Porque, en definitiva, la vida nos ha cambiado a todos y todas, en mayor o menor medida, en este tiempo que ha transcurrido, eso sí, rapidísimamente. Y nos ha cambiado para bien, en modo positivo, lo cual, ya de entrada, nos tiene que hacer sentirnos un@s afortunad@s. Lo somos y lo merecemos. Luchamos por nuestro bienestar, y este es el justo premio a nuestro esfuerzo, a nuestra dedicación. Bea y Xavi optarán a una mejor situación laboral que pueda garantizar la estabilidad que su nuevo descendiente necesita; Delia quizás se irá a Sevilla a vivir, pero siempre tendrá y nos tendrá en su Alicante que lleva en el corazón; Maica ejercerá de abuela, pero también de amiga y de confidente de su querida nieta; M. José consolidará la relación con el que estoy seguro que es el hombre de su vida; Marc crecerá y se criará sanamente y pronto se convertirá en un niño feliz y Óscar y yo estaremos una temporada en Italia en esta experiencia que tanto nos reporta no sólo sentimentalmente, sino también desde un punto de vista profesional, cultural, personal, etc. Aprenderemos una lengua, conoceremos una cultura, viajaremos, nos empacharemos de todo tipo de pasta, pero también, y sobre todo, de arte y de belleza. Y cuando regresemos, bodorrio y a mover papeles para adoptar un churumbel.
El año 2010, que a punto estamos ya de despedir, marcará, sin duda, un antes y un después en nuestras vidas. Porque los cambios aquí descritos no son como un corte de pelo o el estreno de un nuevo móvil a los que nos tienen tan acostumbrados la Bridget y la concejala. Son los cimientos de una nueva etapa en la vida de Bea, Xavi, Marc, Delia, Samuel, Maica, Zaira, M. José, Kelo, Óscar y yo, personas de bien que construimos, día a día, un futuro mejor. No nos engañemos: no es el cambio del 2010, no, lo es para siempre, para el resto de nuestra existencia.
Como diría Luis Payá, alias el Relojero: he aquí la gracia de la vida, que es como un carrusel, gira y gira para hacernos sentir bien. Y con este pareado, digo ahora yo: colorín colorado, este homenaje a Bea y Xavi se ha acabado.

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