19 d’agost del 2010

Nueve

Tener pareja conlleva muchas cosas, muchísimas, y en mi caso todas nuevas. Intuía de que era así. Os aseguro que descubrirlas poco a poco es, cuanto menos, emocionante. Y os pondré un ejemplo. Conocer a Óskr me ha reportado, ni más ni menos, que un suegro y una suegra, cinco cuñadas, tres cuñados y, el parentesco más numeroso, ocho sobrin@s más, a parte de mi Carlota, mi tesoro. Porque si Mónica, Álvaro, Carlos y Javier (gemelos), Rocío, Lucía, Sara y, de camino, Sonsoles son l@s sobrin@s de Óskr, ahora son también los míos. Y así los siento, como auténticos sobrinos. Oficialmente, políticos; sentimentalmente, mis sobrinos. Nueve en total, ni más ni menos, cuando hace a penas dos años no tenía ni uno.
Y como todo tío que se precia de sus seres queridos, no puedo evitar hablaros un poco de cada uno de ellas —mayoría femenina, ¡cómo no!— y de ellos.
Mónica es la mayor. Con 16 años, está metida de lleno en la adolescencia, etapa complicada de la vida por la que obligatoriamente hemos pasado todas y todos, a caballo entre la infancia y la madurez. Creo que está experimentando, en estos momentos, su primer amor. Físicamente, es idéntica a su madre. Morena, alta, guapetona, es ya toda una mujer. Callada, educada y prudente, habla cuando toca y escucha en todo momento. Llama la atención la complicidad absoluta con su tío —y padrino— Óskr. Parece lista y espabilada. No me cabe duda de que lo es. Llegará lejos, mi sobrina la mayor. Y si no, tiempo al tiempo.
Álvaro, o Alvarete como lo llama Óskr, es un jovenzuelo tímido de 13 años recién cumplidos, cariñoso y muy familiar, próximo, que quiere con locura a su tío, al que no ve con la frecuencia con la que le gustaría. Portero en el equipo Balonmano Carabanchel, es también el cancerbero de la selección madrileña en la categoría infantil. De look desenfadado e informal, se nota que su físico ha experimentado un gran cambio recientemente. La voz, sin embargo, todavía aniñada, nos recuerda que no es más que eso, un niño grande. Guapo como su tío Óskr, Álvaro será, de aquí a unos años, el adolescente sensible, atractivo y ligón que todas y todos quieren. Y si ésta es su belleza exterior, para qué hablar de la interior. Porque Alvarete es, sin duda, un trocito de pan. ¡Qué rico!
Carlos y Javier, fotocopias el uno del otro, son dos niños de 10 años introvertidos, reservados y cautelosos. De su físico me llama la atención las largas pestañas que tienen, que parecen postizas, como las de Óskr. Algo tímidos, quizás no tanto como Álvaro, esconden bajo ese silencio una gran felicidad, la de una niñez cómoda en la que, como todos los chavales de su edad, disponen de aquello que desean. De Carlos diré que es un verdadero diamante en bruto todavía por pulir. Como dice el tío, hay que conocerlo. Juega a fútbol sala en el Collado Villalba. Javier, que también practica deporte (baloncesto en el equipo Villablanca), es más abierto, más comunicativo, más hablador, un crío más travieso, dinámico y chulesco que a la vez conserva el sosiego de su gemelo. Cuestión de genes... De momento, para mi, los veo idénticos físicamente y soy incapaz de diferenciarlos. Poco a poco...
Rocío, nacida el día de los Santos Inocentes del 2005, es la primera hija de Juan Pablo y Sonsoles. Con más de cuatro años y medio, es la típica niña cariñosa y afable. Tierna, simpática, risueña, lista, atenta y obediente son adjetivos que la definen a la perfección. Hay que ver el afecto que mostró hacia mi, el tío Òscar, como rápidamente me empezó a llamar. Bastaron diez minutos para que recabara toda mi atención. ¡Qué abrazos! ¡Qué ternura! Un bombón, sin duda. Guapísima, como tod@s l@s Bermejo, me cautivó aquel mediodía de agosto en el que la conocí. La concha que me regaló luce ya, como la estrella que lleva ella dentro, en el recibidor de casa. Rocío es, con su moreno andaluz veraniego, una linda niña, buena y tranquila como pocas a su edad.
Lucía, con casi dos años y medio, es un bomboncito. Más activa que su hermana, es igualmente cariñosa como aquella. Nerviosa, juguetona, se entretiene lo mismo con una muñeca que con unas monedas. Quiere empezar a hablar ya, pero su discurso es, al menos para mi, todavía ininteligible en algunos momentos. Comodona, prefiere el carro a andar. Graciosa, simpática, derrocha alegría y regala sonrisas al primero que le dice algo. El cabello corto y rizado, las pestañas también largas como sus primos y tío y el moreno llamativo la hacen, si cabe, todavía más salada. Lucía tiene la belleza y la chispa del clan familiar. Es, sin lugar a dudas, una Bermejo más.
Carlota es la hija de mi hermano Juan Carlos, más conocido por todo el mundo como Carolo. Con dos añitos acabados de cumplir, es un auténtico trasto. No para quieta un segundo: salta, corre, grita, llora... Desde que empezó la guardería en mayo que se ha soltado a hablar muchísimo y a tener más autonomía. Calcomanía física de su madre, creo que de nosotros sólo tiene el apellido Banegas. Es lista, despierta, vivaz, revoltosa, graciosa y atrevida, de lo que da fe mi madre, quien ha estado cuidándola hasta primavera. Es la única sobrina de sangre y la queremos todos muchísimo. Carlota es, como he dicho al principio, mi tesoro.
Sara, de momento la benjamina de la familia (10 meses), es el bebé de Nuria, hermana de Óskr. Rubia nórdica, ojos grandes y azules, cara redonda... es una niña preciosa, muy muy guapa, como se suele decir, de anuncio. Pero si ya destaca por su gran belleza, todavía lo hace más por su comportamiento. Porque yo no he conocido bebé más bueno que Sara, hay que ver lo tranquila que es, lo bien que se porta, cómo se distrae y qué zalamera que es. No extraña a nadie, ya puede rodar de unos brazos a otros que no llora ni protesta. Y cuando lo hace es para avisar de que tiene hambre. La pone su madre a la teta y se engancha con facilidad. Una vez satisfecha ésta su necesidad básica, junto a dormir, Sara puede guerrear como la que más. Yo quiero, el día de mañana, un hijo o una hija como ella. ¡Qué encanto!
Y, por último, Sonsoles, de momento en la barriga de su homónima madre. A finales de octubre está previsto que venga al mundo e inunde de alegría e ilusión las dos familias. Sólo con ver a las dos hermanas que tiene ya me hago una idea de cómo va a ser. Preveo un bebé como su prima Sara de buena pero con la piel morena tirando a mulata de Rocío y Lucía. ¡Bienvenida al mundo, vida!
Con Sonsoles, nueve; nueve criaturas diferentes pero con muchas similitudes, y todas con la bondad que caracteriza los primeros años de vida. A las nueve les deseamos lo mejor, la felicidad: la felicidad innata de la infancia, deseada de la adolescencia y merecida de la madurez. Ojalá que los tíos Ôscar podamos ser testigos de dicha ventura. Será buena señal...
¡Felicidades! también a Álvaro y Carlota, que en el día de hoy cumplen 13 y 2 años respectivamente.
A todas y todos, os queremos.

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