22 de juny del 2010

¡Alicante, de primera!

Como dice el himno, Alicante tiene tres cosas que en España son muy famosas: las playas, las palmeras y el Hércules campeón. Desde ayer, el Hércules es un equipo de primera división y Alicante, consecuentemente, también es una ciudad de primera. Ya lo era, pero ahora, si cabe, lo es más.
El 19 de junio del 2010 pasará a la historia por tres motivos.
En primer lugar, porque vi por primera vez en mi vida la mascletà desde la misma plaza de los Luceros —insisto: de toda la vida, la plaza de los Caballos. Me da vergüenza reconocerlo, pero nunca, con treinta y dos años que tengo, había visto ni vivido una mascletà en vivo y en directo. Me gustó, no puedo negarlo, pero tampoco me entusiasmó. Quizás, para perder la virginidad con la pólvora, estaba demasiado cerca de los petardos y los oídos pensaba que me reventaban. Pero, ciertamente, fue impresionante.
En segundo lugar, porque el Hércules ganó en Irun y, por tanto, la próxima temporada jugará en primera división, lo que, como alicantino y aunque no sea muy futbolero, me alegra mucho, muchísimo.
Siempre se ha dicho que el fútbol es un deporte que levanta pasiones, y es verdad. Celebré la victoria herculana en Panoramis pegando saltos, chillando, emocionado y abrazado a mis amigas y a mi chico, en un momento de alegría único e irrepetible que la cámara de fotos de Delia grabó con un vídeo para la posterioridad. No es para menos, hacía catorce años, desde 1996, que nuestro equipo no estaba en primera.
Y de Panoramis a la plaza de los Luceros nuevamente, donde estaba concentrada toda la afición en una auténtica fiesta en la que el sentimiento alicantino, unánime, inundaba cada rincón no solamente de la plaza, sino de toda la ciudad.
Cansado, muy cansado —casi once horas de tren el día anterior, madrugar un sábado, examen del grado Superior (C2) de la JQCV, mascletà, comer, sobremesa, partido...—, esperé la llegada de la expedición alicantina en la plaza más conocida del centro de la ciudad no por ver a los jugadores, al presidente, al accionista Ortiz y a la alcaldesa Castedo volando por los aires, sino por ver a mi tía Carmen, que es la mujer anónima que, desde hace veinte y muchos años, lava las camisetas, los pantalones, los calzoncillos, las calcetas, etc. de los diferentes equipos de las diferentes categorías del Hércules CF.
Y este es el tercer motivo por el que el día de ayer pasará a la historia. Porque ver a la chacha Carmen subida al autobús, sonriendo, alegre, eufórica, pletórica, participando de y en el espectáculo y saludando al público como si fuera una bellea —ella, a sus sesenta y cuatro años, es mucho más guapa que todas las bellees juntas— es histórico, un hecho impensable para los que la conocemos pero que anoche se hizo realidad. A mi tía le queda un año para jubilarse, esta será su última temporada en la lavandería del club, y qué mejor despedida que ver el equipo que le ha dado de comer en la división de honor del fútbol. Por eso, para un equipo de primera, lavandera de primera. ¡Te quiero, tía!
Alicante son playas —las de la Calita y el Cabo de las Huertas, sin duda, las mejores— palmeras y, por supuesto, el Hércules. La euforia vivida en la tarde, la noche y, sobretodo, de madrugada pasará a los anales de la historia de la ciudad y del club. Enhorabuena a todo el equipo y a toda la afición —especialmente a la más forofa de todas, la buena amiga y sobrinísima M. Carmen— por haber cumplido el sueño de muchas y muchos: ver el equipo, de nuevo, en primera. Yo sé de dos buenos hombres que, desde allí arriba, están agitando la bandera blanquiazul desde ayer a las 19.45 h en que el árbitro pitó el final del partido. Josete y Pepo, este ascenso va dedicado a vosotros, herculanos de pura cepa como pocos.
Y ahora, que continúen las celebraciones por este merecido éxito. ¡Macho Hércules! y buenas Fogueres de Sant Joan a todas y todos. La manta al coll i el cabasset / mo n’anirem al Postiguet...
20 de junio de 2010

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